Bajo el sol abrasador del Caribe al mediodía, miles de personas tomaron las calles en una gran movilización. Trabajadores de empresas estatales y privadas, junto con colectivos organizados y miembros de diversos partidos políticos, marcharon para conmemorar el Día Internacional de los Trabajadores y Trabajadoras. Sin embargo, en esta ocasión, también alzaron su voz para exigir el fin de la persecución contra los migrantes venezolanos en EE.UU.
A lo largo de la extensa marcha que recorrió buena parte del valle de Caracas, se repitió constantemente la imagen de Maikelys Espinoza, la bebé separada de su familia y retenida por el gobierno estadounidense. Su rostro se convirtió en un símbolo de la movilización y de la denuncia contra las políticas migratorias que afectan a los venezolanos.
El recorrido culminó en Petare, la barriada popular más grande de América Latina, donde el presidente Nicolás Maduro lideró un acto multitudinario. En su discurso, acusó a sectores de la oposición de ultraderecha de estar detrás de la persecución a los migrantes venezolanos y reiteró su rechazo a las medidas de la administración de Donald Trump. Entre los manifestantes estuvo Yorelys Bernal, la madre de Maikelys, quien marchó junto a la multitud y participó del evento en Petare. Tanto ella como Maduro condenaron las acusaciones sin pruebas que han criminalizado a los migrantes venezolanos, exigiendo justicia y la reunificación de las familias afectadas por estas políticas